Llegados a este punto debería decir que yo nunca tengo suerte.
Aunque lo parezca.
Hace tiempo que he aprendido a dominar el futuro como el que doma a un caballo. No sé si decir que me he iniciado en un arte antiguo que moldea lo que está por llegar...
... quizá por eso sé que los laberintos escapan a toda lógica.
Las espirales tienen su propia gravedad y saben engullir lo que cae en su radio de acción.
Pero el caso es que estábamos allí, supongo que yo iba detrás para protegerla en caso de que nos alcanzaran.
Y supongo también que encontramos la salida por casualidad y que pudimos ser felices para siempre gracias a esa propensión a saber crear nuestro propio futuro.
Pero a veces me pregunto si, en realidad, no estamos aquí para aprender a sortear obstáculos y que conocer cómo ir por atajos no es una trampa... una ayuda extra para un examen del que no conocemos las respuestas.
El mapa de un tesoro que pierde valor a medida que vamos acercándonos a él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario