viernes, 29 de abril de 2016

Demasido poco



Supongo que las cosas son así: un camino infinito con infinitas bifurcaciones y sólo dos pies y un ser para recorrerlos.

Elegir, elegir, elegir.

Abro demasiados libros que nunca acabo

Empiezo demasiados proyectos al mismo tiempo.

Toco a demasiadas puertas sin atreverme a entrar, sólo por ver quién sale a abrirlas.

El mundo tiene demasiados kilómetros cuadrados, demasiados países, demasiada gente como para recorrerlo todo, para vivirlo todo...

... espero que cuando llegue el día de mi muerte pueda arrepentirme de pocas cosas...

... haber vivido una vida más o menos rica.

Volver al lugar de donde sea que vengamos con historias que contar al calor de una fogata cósmica.



miércoles, 27 de abril de 2016

Gnouma



Buscábamos la manera de salir del laberinto, ella iba delante de mi, no sé por qué siempre cierro los grupos, quizá porque soy muy de mirar hacia atrás y en seguida me percato de si alguien me persigue. Un laberinto es todo lo contrario: no es alguien que te sigue, siempre es alguien que te acecha. Es una trampa, y como tal, no tiene salida, sólo es una ruleta a la que juegas sin muchos visos de tener suerte.

Llegados a este punto debería decir que yo nunca tengo suerte.

Aunque lo parezca.

Hace tiempo que he aprendido a dominar el futuro como el que doma a un caballo. No sé si decir que me he iniciado en un arte antiguo que moldea lo que está por llegar... 

... quizá por eso sé que los laberintos escapan a toda lógica.

Las espirales tienen su propia gravedad y saben engullir lo que cae en su radio de acción.

Pero el caso es que estábamos allí, supongo que yo iba detrás para protegerla en caso de que nos alcanzaran. 

Y supongo también que encontramos la salida por casualidad y que pudimos ser felices para siempre gracias a esa propensión a saber crear nuestro propio futuro.

Pero a veces me pregunto si, en realidad, no estamos aquí para aprender a sortear obstáculos y que conocer cómo ir por atajos no es una trampa... una ayuda extra para un examen del que no conocemos las respuestas.

El mapa de un tesoro que pierde valor a medida que vamos acercándonos a él.


martes, 26 de abril de 2016

El arte de no perdonar


He oído por ahí que te perdiste, que tienes más que ganar que perder apuestes a lo que apuestes, que el dinero fácil se va fácil, que lo difícil es devolverlo... siempre con intereses.

Creo haberte visto el otro día. Has cambiado tanto que apenas pude reconocerte. Sé que empezaste en otro trabajo, por fin parece que sientas de nuevo la cabeza.

Que tuviste un hijo

Una niña

Que ya no bebes tanto, o que disimulas mejor cuando lo haces.

Que al final estás con alguien.

Alguien que te quiere lo suficiente como para que no te sientas a solas cada vez que recobras el sentido de la realidad.

Esas pocas veces.

Y bueno, ¿sabes? estuve a punto de sentir algo así como compasión, pensé "ya está, no merece la pena seguir así"

Pero luego me acordé del colegio y de lo mucho que me jodiste, y de las palabras que salían por tu boca, y todos los años, y lo pequeño e invisible que tuve que volverme.

Y del miedo.

Y de la vergüenza.

Entonces me di cuenta que no podía perdonar, que no sabía hacerlo, y que no quería. Que el tiempo erosionó el recuerdo, sólo eso: le limó las aristas... que en el fondo, quien no perdona es aquel niño a ese otro niño; que tú y yo no tenemos nada que ver.

Yo ya comprendí.

Pero no olvidé.

Y soy yo quien no puedo perdonarme sentir aún ese odio.

lunes, 18 de abril de 2016

Y sin embargo hay días



Y pasó el tiempo...

... y yo no quise,

o no pude,

o no supe,

haberlo hecho de otra forma.

Pero así a los dos nos fue mejor.




Y supongo que bien está lo que bien acaba...

... aunque no termine de acabar nunca.

jueves, 14 de abril de 2016

Distintos gatos con incierto número de vidas



Existen rincones en mi alma donde aún todo es posible, en los que el bicho aún no ha pisado, en donde todavía puedo ser esa buena persona en la que se iba a convertir el niño que un día fui. Existe aún un hombre al que se le puede mirar a los ojos y ver en el fondo de ellos respirar a un ser humano.

Pero debes permanecer en silencio.

Debes no despertar al bicho.

Si lo haces todo vuelve a comenzar, el agua vuelve a enturbiarse y necesitarás mucho tiempo hasta regresar a ese instante en el que puedas ver en qué podría haberme convertido.

En que podríamos habernos convertido.

Ni tú ni yo.

Nunca al mismo tiempo.

El bicho y la esfinge devorándose en una riña ensordecedora.

Me gustaría creer que alguna vez estuvimos casi a punto de lograrlo; ser los buenos padres de unos buenos hijos que jamás debieran rebuscar en su alma, como perros famélicos entre la basura, rincones donde todo fuese posible .

Buscando la calma.

Bajándose del torbellino.

Cada día más cerca del final. Cada día más cerca de tener que salir huyendo por miedo a querer al monstruo equivocado.

miércoles, 6 de abril de 2016

Cambiaría el nombre del blog.


En lugar de "moriría por ella" lo titularía "moriría por sentir voces dentro de mi cabeza que suenen a Billy Mcgregor".

Mi profesor de novela me decía que lo único que es efectivo a la hora de escribir es ser capaces de conmover al lector y que, para eso, antes de nada hay que haber vivido, ser alguien que sepa transmitir esa pasión por la vida y no ser capaz de no contársela a todo el mundo, creer que la humanidad no puede pasar un sólo día más sin conocer lo que quieres comunicar. Ni cómo.

Supongo que es lo que pasa cuando lees a Billy, que de alguna forma algo dentro de mí se conmueve profundamente. Me gustaría que el narrador que narra dentro de mi cabeza todo aquello que me pasa mientras vivo, tuviese esa cadencia.

Me ha pasado con pocos autores.

John Fante, Paul Auster, Benedetti, García Márquez... narradores cámara con soliloquios de voz más allá de la reflexión...

La calma que teme a la tempesatad.

Esas cosas...








martes, 5 de abril de 2016

El último día en el que dije adiós



Imagino que el tiempo se cargará de razones e imagino también que la razón se encargará de que pase el tiempo, pero siempre tendré la sensación de que todo pasó demasiado lento, de que a veces el mundo gira a velocidades aleatorias que nunca controlaré, que los días de lluvia son despedidas que se asumen por goteo y pierden la consistencia del ahora porque empujamos más adelante las esperanzas; que hoy no, que hoy no toca, que hoy es agua, y sofá y manta, y algo caliente y ser uno mismo.

Llevo unos meses sin ser yo, me he convertido en alguien que no sé quién es. Me gustaría poder abrir la cáscara y ver qué hay en el interior del personaje que he acabado por asumir. No sé si esto perdurará o se irá diluyendo a medida que el proyecto del agua se haga más y más grande. Me pregunto si aún me iré convirtiendo en otra persona más, además de la que soy en realidad o en ese otro que ahora soy y no sé quién es.

De lo que sí estoy seguro es que volar es algo que me da miedo. Iba a decir "que me perturba", pero sería suavizarlo. Tengo miedo, no un miedo irrefrenable, sino uno de baja intensidad y que trata de decirme que me esconda para cuando se pongan las cosas realmente mal.

Supongo que esa es la película de mi vida: esperar el gran golpe que definitivamente acabe con mis esperanzas.

Pero hoy llueve, los días de lluvia no deberían ser aptos para escribir en el blog.

Cada vez más rodeado de gente.

Cada vez más cómodo en mi pequeño mundo.

Y el tiempo se ralentiza y digo adiós con la mano como desde un barco de vela un día sin viento...



Tengo miedo del mundo que viene. La expulsión de refugiados me deja descolocado, la guerra, los niños...

... empiezo a estar muy harto.