miércoles, 18 de noviembre de 2015

A veces somos aquello que perdemos, somos los que quieren recuperar, cuando deberían ser los que pasan página.

Hace tiempo que busco la forma de escribir algo con sentido, pero no me sale. Llevo días con esa sensación de que el otoño ha traído algo así como una espuma que lo envuelve todo, que lo hace menos palpable, menos audíble. No puedo decir más. También las palabras están metidas entre todo eso.

Me gustaría creer que es algo pasajero.

Estos días duermo poco, y pienso. Creo que debería pensar en dejar de pensar.

Porque siempre que le doy rienda suelta a ese que me habita y habla para sí vuelvo al mismo lugar y al mismo día.

A la misma hora.



Y mientras tanto, vi esta película acabándose una noche. Sólo ví la escena del café y la última... no voy a desvelar el final.

En español, el título es "La vida de Adele".

Creo que hace años que me siento como Adele en las últimas escenas de la película.



Me siento fuera de lugar, tratando de fingir que no pasa nada.

Tratando de olvidar cuando me voy a dormir lo que inmediatamente recordaré en cuanto despierte.

Me gustaría haber apostado por ser escritor y no lo que he acabado siendo.

No me creo mi propio papel.

Pero ¿qué importa? No tengo motivos para quejarme.

He podido ser lo que hubiera querido ser.

Y eso es algo que muchos no pueden decir.

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