lunes, 17 de octubre de 2011

Two door cinema club



Me gusta la sencillez de la canción, el vídeo, cada día que pasa me atrapa más y más que las cosas sean como un azucarillo que se deshace en la boca, a mí, que siempre me había parecido que las cosas por las que uno no se se esfuerza no valen la pena.

Lentamente me voy conociendo, y ahora sé que no soy nada en concreto, que me asemejo a una especie de mosaico de piezas que no encajan, un tetris al azar, un hombre demasiado sencillo en un mundo complejo, una vela izada en el medio del océano, con demasiadas cartas de navegación, con demasiados lugares a dónde ir.

Debo elegir uno sólo destino, o una ruta por etapas. Ahora empieza el camino, me encomiendo a las fuerzas de la naturaleza para que me libre de corazones piratas, de los monstruos marinos codiciosos, de leyendas de El dorado que me desvíen de mi rumbo.

Abandoné tu puerto, me devolviste al mar, a mi suerte. Me hubiera hecho artesano, hubiera enriquecido a tus hijos con todo lo que sé, hubiera sido tu mejor embajador en el mundo que conozco, hubiéramos descubierto juntos filosofías y ciencias.

Pero me devolviste al mar donde me encontraste por miedo a que te contagiara mi locura, cuando la única locura que existe es no creer en quien te quiere.

No hay comentarios: